¿Problemas con banco? ¡Seguro que podemos ayudarte!

Si tienes problemas con su banco, te ayudamos

La necesaria especialización en derecho bancario y financiero

Si en algún momento tiene problemas con tu banco, seguro que podemos ayudarte.

Somos un despacho de abogados expertos , dedicados EXCLUSIVAMENTE al DERECHO BANCARIO.

Estamos para defender los intereses de nuestros clientes ante Bancos, Cajas, y otras entidades financieras.

Nos dedicamos solo a esta área del derecho, para ofrecerles un servicio de calidad, personalizado y ajustado a sus necesidades individuales. 

Ayudamos a  las personas a resolver los problemas con su banco.

A lo largo de más de catorce años nos hemos especializado en las materias que inciden en las relaciones de los clientes con sus entidades financieras.

Estas son, especialmente, derecho de la contratación, derecho mercantil, derecho del consumo y derecho de los mercados financieros.

La complejidad de esta legislación, la jurisprudencia cambiante y la subordinación al derecho comunitario, conllevan una necesidad continua de formación e información.

Tenemos que estar al día para cumplir con nuestra misión, defendiendo siempre a los consumidores, parte débil de los contratos.

Esa es la causa de que nos dediquemos exclusivamente al derecho bancario. 

Si tienes otras necesidades legales, te derivamos a otros compañeros con gran competencia profesional para que te atiendan como es debido.

Expertos en derecho bancario

Por eso, si buscas profesionales del derecho auténticamente expertos en derecho bancario, porque tienes problemas con tu banco, has llegado al sitio adecuado.

El derecho bancario es una faceta en la que inciden muchas otras especialidades, tales como el derecho civil y el derecho mercantil. 

También el derecho de la contratación, el derecho de los consumidores y usuarios, el derecho financiero, etc.

Por eso, para poder dominarlo, nuestros letrados son expertos conocedores de todas estas áreas. 

Solo desde una comprensión profunda del sistema y su interrelación es posible dar respuesta a las necesidades que nuestros clientes nos plantean a diario.

¿Reclamaciones bancarias? Acuda a un especialista

Si tienes un problema en la piel, no vas a que te mire un oculista, sino al especialista en dermatología. 

Todos ellos son médicos, pero cada uno tiene su especialidad.

Si pretendieran saberlo todo sobre medicina, salvo que fueran genios, estarían condenados al fracaso.

Es imposible que una sola persona abarque el conocimiento y la experiencia que la medicina moderna exige.

Por la misma razón, un abogado penalista conoce las leyes penales, la jurisprudencia aplicable, las leyes procesales que enjuician los delitos. 

Conoce las penas, y como se ejecutan. Sabe de derecho penitenciario, de circunstancias que modifican la responsabilidad penal, de autores, cómplices y encubridores, etc. 

En fin, sabe de todo aquello que estudia y practica en su quehacer diario. 

Y es un campo enorme para quien se dedica a este área del derecho.

Con esto pretendo hacer ver la importancia que tiene la especialización en una materia para poder abarcarla y manejarla en su totalidad. 

Solo desde esta especialización se puede afrontar con garantía de éxito el servicio solicitado.

Por ello, en caso de que tengas problemas con tu banco o entidad financiera, no confíes tus reclamaciones bancarias a un abogado penalista, ni a un laboralista, ni a un administrativista. 

Acude a ellos cuando seas víctima o acusado de un delito, cuanto tengas problemas con tus jefes o tus trabajadores o cuando tengas un asunto contencioso con la Administración Pública. 

Para tus reclamaciones bancarias, acude a un letrado especialista en Derecho Bancario.

¿Cómo puede ayudarte un abogado en los problemas con tu banco?

Desde el primer tercio del siglo XX, en España se pasó de una economía de subsistencia, basada principalmente en la producción agrícola y ganadera, a una economía industrial, más urbana, y de servicios.

En esos tiempos, los enclaves industriales estaban muy localizados en el norte de España y en la zona norte del Mediterráneo.

El desarrollismo de los años 60, la llegada del turismo masivo y la creación de infraestructuras, pasó a convertir una sociedad de jornaleros y pequeños agricultores y ganaderos, en una de obreros industriales, empleados de servicios, trabajadores de la construcción, funcionarios, etc.,.

Este cambio radical en el trabajo supuso también la creación de nuevas necesidades. 

El modo de vida cambió para casi todos. 

La sociedad de consumo, inherente al desarrollo económico, nos ha llevado a endeudarnos para disfrutar de aquellos bienes que antes, o bien no existían, o sólo estaban al alcance de una minoría privilegiada.

La sociedad de consumo, en la que cada vez estamos más inmersos, llevó pareja la expansión del crédito. 

Ahora no esperamos a disponer del dinero para adquirir bienes, sino que los adquirimos con el dinero que esperamos disponer en el futuro.

Esta expansión del crédito tuvo y tiene diversas formas: desde las letras de cambio, cheques y pagarés.

También tarjetas de crédito, préstamos, personales e hipotecarios, pólizas de crédito, pólizas de descuento, financiación directa de bienes de consumo, avales, préstamos vinculados, etc.

Y todo trajo, naturalmente, diversos problemas asociados al mismo, desde los impagos, hasta los intereses y cláusulas abusivas.

 

Los problemas derivados de la expansión del crédito

El sistema financiero vive fundamentalmente de conceder crédito. 

Aunque existe una banca industrial y una banca de inversión, la que a nosotros nos interesa es la banca comercial.

En esta también se engloban otros actores financieros, como los establecimientos financieros de crédito (aunque estos no pueden captar fondos del público). 

Es esta banca comercial quien financia la adquisición de bienes, desde un terreno, una casa o una finca, hasta un electrodoméstico simple.

Es lógico que esta banca busque protegerse contra los riesgos derivados del impago de sus clientes.

Para ello busca mecanismos de garantías que se activarán en caso de «default», o fallo en los cobros.

La exigencia de avalistas, por ejemplo, es una de las más antiguas, porque de esa forma puede proceder no sólo contra el deudor principal, sino contra quien ha sido su fiador.

El problema surge cuando, la banca, en su búsqueda de autoprotección y de maximizar el beneficio, cruza una línea, la de las condiciones abusivas impuestas a sus clientes. 

Estos, normalmente, no tienen posibilidad alguna de negociar, y tienen que «tragar» con lo que le pidan si quiere que le den la hipoteca o el préstamo para comprarse el coche.

Ya hemos reseñado en otra de las entradas de esta web algunas de las condiciones abusivas que impone la banca a sus usuarios. 

Desde intereses usurarios, hasta una merma total en sus derechos, pasando por prácticas para desarmar al cliente y quedarse descaradamente con su dinero, como ocurre con las tarjetas revolventes o “revolving”.

La intervención del abogado

Todas estas circunstancias obligan a los usuarios de los servicios financieros a tener que solicitar ayuda legal especializada. 

Y esta ayuda se presta de muy diversas maneras: desde la defensa del cliente cuando es demandado, habitualmente por impago, a través de procesos monitorios, juicios cambiarios, ejecuciones hipotecarias, etc., hasta los procedimientos en los que el cliente pasa a ser parte demandante, en defensa de sus derechos, cuando considera que estos han sido violentados por la entidad financiera. 

Todo ello sin olvidar el papel proactivo que desarrolla el abogado asesorando al cliente antes de la contratación bancaria

Esto tiene como finalidad de que el compromiso y la obligación que adquiere al recibir un crédito, de la forma que sea, esté ajustada a la legalidad.

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